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  RSC a Wilma

Después de 72 horas por el país se aprecian en la capital los remalazos de Wilma. Ese visitante indeseado que intentó intimidar con sus aguas, vientos y sus penetraciones del mar a quienes, por los propios golpes de la naturaleza se han convertido en domadores de esos fenómenos
Julieta García, Norges Martínez,
Mayte Jiménez y Yaima Rodríguez

Fue una pelea dura. Intensa. Ninguno de los oponentes dio ni pidió tregua. Wilma intentó poner fuera de combate al legendario malecón habanero. En pocos asaltos el huracán demostró la fuerza de su pegada, la cual no le bastó para ganar el combate.
 Las pruebas aún están allí. Grandes tramos del muro arrancados de su sitio y tirados como papel mojado al medio de la vía. Y no solo eso. Profundas grietas en la acera y en el separador de calles que representan hoy una furnia peligrosa en medio de La Habana.
Rota la primera barrera, las aguas del mar irrumpieron como Pedro por su casa, arrasando sin piedad con todo lo que encontraban a su paso. Una de sus víctimas fue la vivienda de Nancy Tolón Quesada, una criolla imperturbable de 65 años edad, que a pesar de haber perdido casi todos sus bienes, se siente feliz de tener lo más valioso: la vida. “Estoy tranquila, sé que no me dejarán sola y volveré a tener lo perdido”.
Su morada sita en Malecón 505 entre Lealtad y Perseverancia, es el centro de atención de muchos curiosos. Allí todo se confunde, el ventanal, las rejas, las puertas, los muebles y hasta el piano, están amontonados desordenadamente. Pero lo que atrae, sorprende y detiene a los transeúntes es el retrato del Comandante en Jefe Fidel Castro. Único objeto de la casa que resistió intacto los ramalazos de Wilma.
Él no se cayó ni con la ventolera. Ese cuadro no está ‘trabajao’ ni tiene nada especial como dice la gente. ¿Por qué no se cayó? Realmente no sé. Pero creo que sigue ahí por su fuerza y su invencibilidad”, comentó Nancy, quien asegura que en más de 40 años nunca había visto el mar tan embravecido.
 Con solo cruzar la calle se aprecia cuánto se ensañó Wilma con la capital. Los cristales diseñados para soportar vientos de hasta 180 kilómetros que protegían el Centro Comercial Galerías Paseo, esos, que fueron fabricados con una capa de ocho milímetros de fibra plástica en el centro, se hicieron  añicos ante el empuje de la caprichosa visitante. Lo que facilitó que el agua entrara hasta el primer piso de la instalación.
PLAZA NO PIERDE TIEMPO
 Desde horas muy tempranas de este martes el municipio capitalino de Plaza de la Revolución se encontraba inmerso en la recuperación del territorio, uno de los más afectados por el meteoro. 
Ramón Samada, presidente del Consejo de Defensa de este municipio, explicó que la fase recuperativa se había comenzado desde la madrugada con la distribución de unos 5 000 módulos alimentarios a las personas afectadas por la penetración del mar.
 “Se destinaron brigadas para la recogida de escombros y equipos de bombeo para evacuar el agua de los sótanos, casas y cisternas inundadas. Los productos de la canasta básica se encuentran seguros y dispuestos para ser trasladados a las respectivas bodegas en cuanto las condiciones lo permitan”, agregó Samada.
Por su parte, Luana González, asesora municipal de enfermería, informó que para la recuperación se destinaron brigadas médicas que recorren las zonas afectadas, para la atención de los ciudadanos, y proporcionar los medicamentos necesarios.
Entre tanto, los trabajadores de la empresa eléctrica esperaban ansiosos que las aguas cogieran su nivel, se pudiera realizar una revisión de todos los circuitos, y reparar los dañados, para finalmente restablecer el servicio eléctrico en esta zona.
Efrén Becerra, representante de la Organización Básica Eléctrica en el municipio, informó que de los 23 circuitos, hay 17 restablecidos y cinco parcialmente energizados, pues existen averías aisladas en la región del malecón, que serán reparadas paulatinamente.
Respecto a la situación del abasto de agua potable, Jorge Suárez, jefe territorial de Aguas de La Habana en el municipio, indicó que se contaba con cuatro pipas y esperaban cinco más para  suministrar en esta zona, donde muchas cisternas fueron contaminadas.
DOS CON EL MISMO DESTINO
Por su ubicación cercana a la costa capitalina, los centros recreativos juveniles como el José Antonio Echeverría y El Castillito, fueron también azotados por la furia de Wilma, y los daños no se hicieron esperar.
Dagoberto Torres Quiala, administrador general de la primera instalación notificó que las mayores afectaciones comprenden la infraestructura del lugar, pues los muros y cercas de las calles 12, Calzada y 3ra., fueron derrumbados por la fuerza de las olas.
Allí, según confirmó el administrador, el agua de las cisternas está contaminada, y los terrenos deportivos inundados.


 Como si protegiera a un hijo amenazado, Lisis González, administradora general del centro juvenil recreativo El Castillito, pasó la noche del ciclón en su puesto laboral, acompañada de seis trabajadores y tres agentes de seguridad. Tal vez tratando de amortiguar el duro golpe que habían pronosticado los especialistas.

“Lo más tenebroso esa noche fue el ruido del mar retumbando en las paredes y unas enormes olas que no tenían cuando cesar. El local se llenó rápido de agua y en poco tiempo había alcanzado los dos metros de la primera planta. En ese momento no calculábamos lo peligroso de aquella situación. Al otro día por la tarde tuvieron que buscarnos en bote”, manifiesta Lisis.
 Gran parte de la marquetería de aluminio y muchas de las puertas de El Castillito se fueron con Wilma y algunos tramos de muros de concreto, que se suponía, lo resistirían todo, también evidenciaron que este huracán no fue  cosa se coser y cantar.
 

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