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El rastro endemoniado de la tormenta

Hugo García
Leticia Arango


MATANZAS.— Apenas amanecía cuando un equipo de este diario partió hacia varios municipios tras el rastro de Dennis. En el camino hacia Calimete, nuestro primer destino, solo apreciamos algunos árboles derribados, mucha lluvia y algunas cubiertas ligeras de techos con afectaciones parciales.

El Consejo Popular Amarillas fue el más afectado en Calimete. Allí, cerca del Hanábana donde vivió de niño José Martí, varias viviendas estaban inundadas y en la escuela primaria Primo Sánchez decenas de albergados agradecían a las autoridades las atenciones.

Con ellos departió largo rato el primer secretario del Partido, Víctor Gaute, quien recorrió las áreas y se preocupó por las condiciones de vida en ese lugar.

También en ese territorio compartimos con los trabajadores de las CPA 28 de enero, donde no se reportaron daños significativos.

En el central Jesús Rabí las vigas de un almacén de azúcar no soportaron los embates de los vientos y cayeron estrepitosamente.

Por la autopista nacional viajamos en busca del central Australia. Un moderno aserrío enclavado en ese lugar sufrió daños en el 85 por ciento de su cubierta y alrededor de 500 metros cúbicos de madera fueron regados por todo el patio.

Según Jorge Madruga, directivo de esa empresa, la estructura metálica del antiguo central Australia cayó al suelo.

Sin duda, Jagüey Grande fue el más afectado. Numerosas casas de cultivo quedaron destruidas, a pesar de las medidas adoptadas para protegerlas; el combinado citrícola sufrió daños en su cubierta, los campos de cítricos y de frutabomba también reportan los mayores perjuicios.

Aún sin un cierre total, en Jagüey Grande ya se habían visitado 600 viviendas con problemas en los techos y 35 de ellas destruidas totalmente.

Por otra parte, en ese municipio se reportaron 376 milímetros de precipitaciones en las últimas 24 horas, lo que ha provocado inundaciones en zonas bajas de la cabecera municipal.

Hasta el lejano El rincón y La Ceiba llegamos casi al mediodía del sábado. En esos rincones de la Ciénaga de Zapata sus pobladores se enfrascaban en la recuperación rápidamente.

Los cenagueros demuestran una vez más su experiencia en la protección de sus techos, pero aún así numerosas viviendas perdieron las cubiertas.

Víctor Gaute sugería crearles a los damnificados facilidades temporales y que este domingo todos los matanceros se pusieran en función de las labores de recuperación.

De regreso a la ciudad de Matanzas, comprobamos el derribo de grandes extensiones de plátano en la región de Jovellanos.

En la última reunión del Consejo de Defensa provincial, se dio a conocer que aún continúan evacuados 125 000 matanceros, de ellos 12 000 albergados.

En el sector educacional 107 instalaciones sufrieron daños, principalmente en las cubiertas; en la vivienda, preliminarmente se reportan 4 000 con afectaciones y de esa cifra 195 con derrumbes totales, fundamentalmente en Ciénaga de Zapata, Jagüey Grande, Calimete, Perico y Matanzas.

Ignacio González, ministro de Comunicaciones, dijo que se buscan soluciones alternativas para poner en funcionamiento el servicio de las dos torres derribadas, para que la población reciba la señal de los canales Tele Rebelde y Cubavisión.

En esta vital rama se interrumpieron más de mil servicios telefónicos y varias centrales.

La salud pública reporta 75 unidades maltrechas, entre otras, tres salas de rehabilitación, 20 consultorios del médico de la familia, varios policlínicos, seis hogares de ancianos y dos ópticas.

De tal manera seguimos, bajo pertinaz lluvia, el rastro y el rostro de Dennis.

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