Blogia
zeniaregalado

Derecho a tener derechos

Por Zenia Regalado

El trabajo en el banco de una escogida de tabaco en San Juan y Martínez –sí, porque Pinar del Río es la meca del tabaco- encorvó la espalda de Hortensia Rodríguez. Su rostro de más de 70 años está surcado por el tiempo.
Su salario nunca fue alto antes de la jubilación. Escasamente no sobrepasaba los cien pesos, que junto a los de su esposo -trabajador agrícola- debían administrar muy bien para mantener a sus dos hijos, aunque las becas ayudaron bastante.
También contribuyeron en algo los cultivos que sembraba su compañero en una pequeña parcelita junto al hogar. Allí plantaba tomates y habichuelas.
Pero con la edad llegaron el agotamiento y las enfermedades y aquel próspero pedacito de tierra tuvo que ser abandonado.
La reciente noticia de que el Estado aumentaría la jubilación fue un alegrón que ellos no esperaban.
Sus dos hijos, también con salarios bajos, no han podido hacer mucho por ellos, razón por la cual las buenas nuevas no han dejado de ser la comidilla en la humilde casa.
Conociendo bien su caso no pude menos que alegrarme por ellos y por los cientos de miles de jubilados que dejaron lo mejor de sus vidas creando bienes que abonaron la resistencia de una nación.
Ellos enseñaron a sus hijos los senderos de la austeridad, y la sencillez, también a sus nietos.
Bajo esas premisas crecieron miles y miles de cubanos que han resistido los embates de la economía y se han mantenido firmes, con la confianza de que la Revolución no abandonaría a su suerte a ninguno de sus hijos.
Les han faltado las sábanas y sobrecamas bonitas, las toallas con grandes estampados, pero nunca la entereza. Sobre todo, la anciana siempre afirmaba categórica: de esto saldremos, refiriéndose a los peores momentos del período especial.
Y la vida respaldó su sentencia.
Lo que ocurre hoy en Cuba es contrastante con la realidad de los más desprotegidos en otras latitudes, incluido nuestro propio continente en el cual el neoliberalismo convirtió en pobres a miles y miles de personas de la clase media. Recuérdese el caso de Argentina, un botón de muestra.
Cuando el Estado se desentiende de los segmentos más vulnerables de la sociedad, aumentan los cinturones de pobreza que rodean a las bellas y grandes ciudades.
En Cuba ocurre un proceso totalmente diferente. Se crean políticas y programas para mejorar las condiciones de vida de quienes menos tienen. Hay muchos como Hortensia que recibirán en breve sus mejoras.
El aumento acá de las pensiones por conceptos de jubilación, invalidez y sobreviviente contrasta con la realidad que viven otros países, incluido el poderoso y desarrollado Estados Unidos.
Para mitigar el déficit fiscal, Bush reducirá la ayuda para la vivienda a las familias trabajadoras pobres. Start, el programa de alfabetización para los niños más desposeídos, se romperá en el aire. Se debilitará la ayuda para la calefacción doméstica de los ancianos vulnerables.
Los veteranos tendrán que pagar una "cuota de usuario" de 250 dólares si quieren utilizar la asistencia sanitaria. Los vales para pobres menguarán en más de 1 000 millones de dólares en cinco años. La atención médica para ciudadanos de bajos ingresos, los discapacitados, los ancianos y los jóvenes —Medicaid— se recortará en 44 000 millones de dólares en un período de 10 años.
Todo esto se une a que la mayoría de los estadounidenses que sólo tienen un trabajo de jornada completa por el que ganan el salario mínimo federal, no pueden pagar la renta y los servicios de un apartamento de una o dos habitaciones, según ha dado cuenta un grupo promotor de la vivienda para los ciudadanos de bajos ingresos.
El sueldo promedio en Estados Unidos es de aproximadamente 14 dólares por hora y más de una cuarta parte de la población gana menos de diez.
Y esa es la transición que nos quieren imponer. ¿Cómo pretenden mandar a barrer la casa del vecino cuando la suya está tan sucia?.
En Cuba la Revolución no excluye a nadie. Ella respeta y da prioridad al derecho a tener derechos.
Aquí la esencia es otra. Lo ideal no es que unos pocos tengan lujos mientras a otros se les borra del mapa si no tienen con qué gastar.
La diferencia está en pensar en los seres humanos como lo que verdaderamente son.

1 comentario

Jomra -

Saludos
Me alegro por los jubilados y pensionistas cubanos, que vean, poco a poco al menos, mejorar su situación.

Como se suele indicar, EUA y México (aunque en orden inverso) son los países con más pobreza relativa...

Hasta luego ;)