La Luz de Yara
Cuentan que te cuentan que hace muchísimo tiempo en Yara en la parte del oriente cubano, durante una tempestad cayó sobre un templo un rayo inmenso que destruyó muchos ídolos de aquellos altares, éstos eran adorados por algunos religiosos del lugar, pero no eran aceptados por la inmensa mayoría de los habitantes de la zona.
Ahora vagan los ídolos sin rumbo fijo y sin destino aparente como una luz inmensa iluminando los campos y siendo motivo para que muchos caminantes se extravíen en su recorrido, algunos ómnibus también han sido desorientados por esa gigantesca estrella.
Según cuentan, a veces también es necesario ponerse la ropa al revés para no perder el control de nuestros actos y seguir el rumbo como si tal cosa, orientando el ganado para que no vaya a otro potrero que no sea el acostumbrado para pasar la noche.
Cuentan que la luz de Yara aún puede ser vista.
Esta imaginería popular es parte las tradiciones orales de los campesinos cubanos. El cuentero mayor de Cuba, Onelio Jorge Cardoso, supo llevar estas tradiciones a la literatura.
En los vegueríos cubanos pululan los cuentos de aparecidos y de personajes de diversa índole. Mi abuela me dormía con la historia de dos seres llamados el Indú y el Indoque que salían como los güijes- negritos prietos muy pequeños- a realizar travesuras durante la noche.
Ella contaba que esos dos personajes se quitaban la piel y la colgaban en lo alto de las copas de los árboles, y que una vez otras personas le echaron a esa piel ají pimienta y guao una planta que provoca gran ardor- . Entonces el Indú y el Indoque cuando regresaron a colocarse nuevamente la piel sintieron un gran dolor y tuvieron que seguir por el mundo sin ella y dando alaridos.
Siempre me han gustado las historias que cuentan los campesinos. Ellos tienen una psicología muy particular y un modo muy gracioso de decir las cosas.
Cuentan que te cuentan que hace muchísimo tiempo en Yara en la parte del oriente cubano, durante una tempestad cayó sobre un templo un rayo inmenso que destruyó muchos ídolos de aquellos altares, éstos eran adorados por algunos religiosos del lugar, pero no eran aceptados por la inmensa mayoría de los habitantes de la zona.
Ahora vagan los ídolos sin rumbo fijo y sin destino aparente como una luz inmensa iluminando los campos y siendo motivo para que muchos caminantes se extravíen en su recorrido, algunos ómnibus también han sido desorientados por esa gigantesca estrella.
Según cuentan, a veces también es necesario ponerse la ropa al revés para no perder el control de nuestros actos y seguir el rumbo como si tal cosa, orientando el ganado para que no vaya a otro potrero que no sea el acostumbrado para pasar la noche.
Cuentan que la luz de Yara aún puede ser vista.
Esta imaginería popular es parte las tradiciones orales de los campesinos cubanos. El cuentero mayor de Cuba, Onelio Jorge Cardoso, supo llevar estas tradiciones a la literatura.
En los vegueríos cubanos pululan los cuentos de aparecidos y de personajes de diversa índole. Mi abuela me dormía con la historia de dos seres llamados el Indú y el Indoque que salían como los güijes- negritos prietos muy pequeños- a realizar travesuras durante la noche.
Ella contaba que esos dos personajes se quitaban la piel y la colgaban en lo alto de las copas de los árboles, y que una vez otras personas le echaron a esa piel ají pimienta y guao una planta que provoca gran ardor- . Entonces el Indú y el Indoque cuando regresaron a colocarse nuevamente la piel sintieron un gran dolor y tuvieron que seguir por el mundo sin ella y dando alaridos.
Siempre me han gustado las historias que cuentan los campesinos. Ellos tienen una psicología muy particular y un modo muy gracioso de decir las cosas.
2 comentarios
Zenia -
Ivan -
A mi tambien me gustan mucho estas historias, estos cuentos populares, esa sencillez y ternura de los campesinos y de las personas que vienen en los pueblos, en el campo.
No deberiamos perder estas tradiciones y leyendas, en esta fría modernidad.
Un abrazo Zenia