El más pequeño de mis alumnos es ...
...Un bebé que aún no llega a los tres meses de nacido. Su joven mamá de 18 años lo lleva al aula en un cochecito desde el cual él escucha hablar de Metodología de la investigación cualitativa, del comienzo de los estudios fenomenológicos y etnográficos, de las primeras imágenes que en el mundo dieron fe de la pobreza y de las cosas más feas de la sociedad.
La muchacha cursa el segundo año de la carrera de Comunicación Social, por encuentros, una vez a la semana, todos los sábados, en esta modalidad llamada Universalización de la Enseñanza, y que no es otra cosa que la Universidad en el barrio, una en cada municipio del país.
Mi joven alumno es bastante tranquilo. La preocupada en esta primera clase con mi nuevo grupo era yo, que de hito en hito le echaba una mirada para saber si se encontraba bien, o estaba incómodo.
Parece que algo le cayó mal y se hizo caca en el cochecito. La mamá lo asistió en el propio lugar, desenvolviéndose con destreza, como quien lo ha hecho toda la vida, a pesar de ser primeriza.
Esta muchacha, trabajadora social, tiene enormes deseos de ser universitaria, de ello no cabe la menor duda. Ahora tiene la oportunidad de hacerlo y no siquiera la maternidad ha podido frenarla en su empeño.
Verdaderamente siento admiración por esta joven. Cuando yo estudié en la universidad, eso era lo único que hacía. Me mantenían mis padres y el estado, y así fue hasta que con 24 años concluí la carrera de Periodismo.
No me imagino en un aula con un bebé recién nacido sin embargo ella me prestaba atención y hasta respondió varias de mis preguntas.
He decidido llegar con ella a un arreglo. No tendrá que asistir más a mis clases. Yo le entregaré mis apuntes y le orientaré la bibliografía para que estudie y cuando ella tenga alguna duda podrá telefonearme cuando lo desee para hacerme cualquier consulta.
Nadie sabe lo que tiene hasta que no lo ha perdido, y esta muchacha le da un alto valor a su oportunidad de estudiar. Muchas muchísimas veces hablo de este asunto con mi hija, y de la importancia de no tener un embarazo precoz hasta tanto no asegure su vida, un futuro.
Claro, la muchacha de quien les hablo ya trabaja, aunque ahora está de licencia de maternidad y cobra por ello una buena parte de su salario. Una garantía que tienen las mujeres, pero ha adquirido muy tempranamente la seria responsabilidad de ser madre.
Ahora que una nueva criatura ha venido al mundo, lo mejor es ayudarla a que se desarrolle de la mejor manera, de todas formas es de admirar que esta muchacha no haya abandonado los estudios.
...Un bebé que aún no llega a los tres meses de nacido. Su joven mamá de 18 años lo lleva al aula en un cochecito desde el cual él escucha hablar de Metodología de la investigación cualitativa, del comienzo de los estudios fenomenológicos y etnográficos, de las primeras imágenes que en el mundo dieron fe de la pobreza y de las cosas más feas de la sociedad.
La muchacha cursa el segundo año de la carrera de Comunicación Social, por encuentros, una vez a la semana, todos los sábados, en esta modalidad llamada Universalización de la Enseñanza, y que no es otra cosa que la Universidad en el barrio, una en cada municipio del país.
Mi joven alumno es bastante tranquilo. La preocupada en esta primera clase con mi nuevo grupo era yo, que de hito en hito le echaba una mirada para saber si se encontraba bien, o estaba incómodo.
Parece que algo le cayó mal y se hizo caca en el cochecito. La mamá lo asistió en el propio lugar, desenvolviéndose con destreza, como quien lo ha hecho toda la vida, a pesar de ser primeriza.
Esta muchacha, trabajadora social, tiene enormes deseos de ser universitaria, de ello no cabe la menor duda. Ahora tiene la oportunidad de hacerlo y no siquiera la maternidad ha podido frenarla en su empeño.
Verdaderamente siento admiración por esta joven. Cuando yo estudié en la universidad, eso era lo único que hacía. Me mantenían mis padres y el estado, y así fue hasta que con 24 años concluí la carrera de Periodismo.
No me imagino en un aula con un bebé recién nacido sin embargo ella me prestaba atención y hasta respondió varias de mis preguntas.
He decidido llegar con ella a un arreglo. No tendrá que asistir más a mis clases. Yo le entregaré mis apuntes y le orientaré la bibliografía para que estudie y cuando ella tenga alguna duda podrá telefonearme cuando lo desee para hacerme cualquier consulta.
Nadie sabe lo que tiene hasta que no lo ha perdido, y esta muchacha le da un alto valor a su oportunidad de estudiar. Muchas muchísimas veces hablo de este asunto con mi hija, y de la importancia de no tener un embarazo precoz hasta tanto no asegure su vida, un futuro.
Claro, la muchacha de quien les hablo ya trabaja, aunque ahora está de licencia de maternidad y cobra por ello una buena parte de su salario. Una garantía que tienen las mujeres, pero ha adquirido muy tempranamente la seria responsabilidad de ser madre.
Ahora que una nueva criatura ha venido al mundo, lo mejor es ayudarla a que se desarrolle de la mejor manera, de todas formas es de admirar que esta muchacha no haya abandonado los estudios.
2 comentarios
Zenia -
¡QUÉ ALECCIONADOR ES TU COMENTARIO¡ TÚ CONOCES EN CARNE PROPIA LOS SACRIFICIOS DE UNA MADRE.
EN CUBA HAY MILES DE JÓVENES COMO MI ALUMNA CON ESTA NUEVA OPORTUNIDAD DE HACERSE UNIVERSITARIAS, DE ELEVAR SU AUTOESTIMA Y SUS POSIBILIDADES DE CRECIMIENTO HUMANO. un abrazo y un beso para tu niño.
Rosa -