RESCATE DE UN PARAPLÉJICO
Jorge Legañoa Alonso, estudiante de PeriodismoFotos: Roberto Morejón
CIUDAD DE LA HABANA. No por repetida la escena deja de admirar a los vecinos y transeúntes. Desde hace diez años, cada vez que un huracán amenaza a la capital, o Carlos Manuel González necesita de atención médica por su condición de parapléjico, una compañía de rescate y salvamento del Comando 15 del Cuerpo de Bomberos de Ciudad de La Habana, tiene que bajarlo desde la azotea donde reside, a la altura de un cuarto piso.
La escena se repitió ahora ante la amenaza de Wilma, bajo la mirada curiosa de varias decenas de personas, que se concentraron en la esquina de Monte y Prado para observar esta intervención de rescate.
Desde la azotea del edificio se vio descender el brazo del carro grúa con una cesta, en la que estaban situados dos rescatistas, quienes acompañaban a Carlos montado sobre una camilla asegurada a esa plataforma.
Este hombre fue trasladado junto a su esposa Gladys y la pequeña Wendy —su nieta— a un albergue en el Convento de Belén, para esperar allí, con la asistencia médica que requieren y los aseguramientos indispensables, los posibles daños del poderoso huracán.
Aunque no es la primera vez que el Comando 15 lleva a buen término el complejo movimiento de Carlos, un hombre de 47 años sin posibilidades de moverse a causa de un accidente, Gladys no puede contener las lágrimas.
Entre muestras de gratitud, la esposa comenta a JR lo apenados que están ella y su esposo por las molestias que ocasionan cada vez que requieren este tipo de maniobra.
Aunque el descenso dura aproximadamente unos diez minutos, se requiere del cierre total de la calle y el uso de un carro articulado que alza su brazo hasta la altura de un centenario edificio de cuatro plantas, además del despliegue del Sistema Integrado de Urgencia Médica, y carros patrulleros.
“Los compañeros de los bomberos nos visitan muchas veces e indagan sobre lo que nos hace falta. Ellos han sido incondicionales en todo momento. Desde que Carlos tuvo el accidente hace diez años cada vez que ha hecho falta, ahí han estado ellos”, apunta Gladys.
El primer suboficial Emilio García, jefe de la Compañía de Rescate y Salvamento del Comando 15 de La Habana Vieja, apuntó que esta intervención, riesgosa por la altura y el delicado estado de Carlos, ha sido necesaria antes de la llegada de Wilma.
Los vecinos de la zona, como la joven Lourdes Páez, destacan lo noble y humano de este gesto, que se realiza cada vez que el enfermo necesita de atención médica especializada o ser evacuado por causas mayores que amenazan su vivienda.
“Tal vez sería bueno que se pensara en permutarle su vivienda por una planta baja, porque además de evitar esta operación, facilitaría su traslado al médico por parte de la familia”, consideró Delimiro Landrean, vecino del lugar.
Pero mientras esa solución llega Edie Aguirre, primer suboficial y primer técnico de Rescate y Salvamento, un joven de 23 años que lleva en el Comando cinco años y tres meses, se siente satisfecho de hacer una labor riesgosa, pero sobre todo humana. “Cada vez que haga falta, aquí estaremos”, enfatizó.
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